viernes, 20 de noviembre de 2009

La ciudad

No sé de dónde saqué esto, pero sé que a veces, en esos momentos que de vez en cuando te "regala" la vida, cuando quieres huir, desaparecer, cambiar y taparte los oídos, lo he recordado y me lo han recordado con palabras parecidas. Y es que es cierto, no puedes escapar de tí mismo/a. Hay que "trabajarse" a veces a fondo, y yo pienso que siempre se sale ganando.

"Te dices: Me marcharé.
A otra tierra, a otro mar,
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta puede ser o anhelar...
Esta ciudad donde con cada paso se aprieta el nudo corredizo.
Un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré que quedarme,
confinado en estos tristes arrabales del pensamiento más vulgar?
Dondequiera que mire
se alzan las negras ruinas de mi vida.
Cuántos años he pasado aquí, derrochando, tirando,
sin beneficio alguno...

No hay tierra nueva, amigo,
ni mar nuevo,
pues la ciudad te seguirá.
Por las mismas calles andarás interminablemente.
Los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas.

La ciudad es una jaula, siempre el mismo puerto terreno,
y no hay barco que te arranque de tí mismo.
¿No comprendes que al arruinar tu vida entera en este sitio,
las has malogrado en cualquier parte del mundo?"

En contraposisión, añado una imagen que ofrece un poco de paz. Seguro que muchas y muchos ya lo concocéis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario