miércoles, 10 de febrero de 2010
Irena Sendler
Es el nombre de una mujer extraordinaria de la que no sabía nada hasta ayer mismo. Ví su dulce imagen en una fotografía sobre una mesa y pregunté quién era aquella viejita con cara de ángel, "una mujer que debía haber ganado 7 premios Nobel de la Paz", me contestaron.
Así que no he podido menos que asomarme a esta "enciclopedia" moderna que es internet para enterarme de su historia. Creo que merece la pena:
"Irene Sendler era enfermera en Varsovia cuando los alemanes invadieron Polonia a sangre y fuego en 1939. Desde su puesto en el Departamento de Bienestar Social se encargaba de la coordinación de los comedores públicos de la ciudad, y luchó incansablemente a fin de paliar en parte las terribles condiciones que la invasión creó en su país. Pero a partir de 1940 los nazis crearon el Gueto de Varsovia…
450.000 judíos fueron hacinados en un barrio de la ciudad. Las condiciones eran dantescas: los judíos eran torturados constantemente en unas condiciones inhumanas, y periódicamente cientos de ellos eran trasladados principalmente al campo de concentración de Treblinka, de donde ya no volvían.
Irena decidió que debía hacer algo. Primero, logró que le concedieran a ella y a alguna colaboradora más pases para poder acceder al gueto. Y a partir de 1942 se unió al movimiento de resistencia Zegota (Consejo de Ayuda a los Judíos), y empezó a sacar a los niños clandestinamente de aquel infierno para entregarlos principalmente a conventos y familias católicas.
Irena no podía dar ninguna garantía a los afligidos familiares de los pequeños, pero una cosa estaba clara: quedarse en el gueto era la muerte inevitable.
Así, más de 2500 niños fueron salvados de los campos de concentración por esta heroica mujer y sus colaboradores. Irena guardaba los nombres y las nuevas identidades en botes que enterraba bajo un manzano cerca de su casa.
Cualquier método era bueno para sus propósitos: sacaba niños en maletas, camiones de basura, cajas de herramientas de bomberos… Hizo honor a los principios que le habían inculcado de niña:
“Me educaron en la idea de que hay que salvar al que se ahoga,
sin tener en cuenta su religión o su nacionalidad”
En 1943, y después de que los nazis aplastaran un intento de rebelión en el gueto, fue descubierta y arrestada. La Gestapo la torturó a conciencia durante días: brazos rotos, quemaduras en gran parte de su cuerpo… pero Irena nunca habló ni delató a nadie y fue condenada a muerte.
La mañana de su ejecución, un oficial alemán fue a buscarla a su celda para llevarla al patíbulo, y cuando salía del gueto le permitió escapar: la resistencia polaca había logrado sobornar al guardia. Irena continuó trabajando bajo otra identidad, siempre al servicio de los que más sufrían.
Cuando la guerra acabó, recuperó los botes con toda la información relativa a los niños y la puso en manos del dr Adolfo Berman, primer presidente del Comité de Salvamento de los Judíos Sobrevivientes.
Desafortunadamente, la mayoría de los padres habían muerto en los campos de exterminio. Los niños fueron cuidados en diferentes orfanatos y, poco a poco, se les envió a Palestina.
Irena Sandler siguió su vida como supervisora de orfanatos y asilos en Polonia, y su historia fue escondida por 40 años de comunismo y telón de acero hasta que unos estudiantes estadounidenses recuperaron su ejemplo. Cuando su historia fue publicada en un periódico con fotos de la época, decenas de personas se pusieron en contacto con ella para darle las gracias… Eran esos niños que ella salvó de la muerte segura.
Llegó el reconocimiento mundial para una mujer encadenada durante años a una silla de ruedas por las torturas a que fue sometida, y que nunca se otorgó ningún crédito por sus acciones: de hecho, siempre que le preguntaban respondía que lamentaba no haber podido hacer más todavía:
“El lamento de no haber podido hacer más
me seguirá hasta el día en que me muera”
En 1965, el Yad Vashem, el memorial israelí del Holocausto, le concedió el título de Justa entre las Naciones que otorga a los gentiles que contribuyeron a salvar a judíos de la masacre nazi.
Irena murió rodeada de su familia el 12 de Mayo del 2008 a los 98 años"
Es una historia muy dura, pero llena de esperanza en el ser humano. También es necesario contar estas historias.
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