jueves, 18 de marzo de 2010

Empatía

Siempre he pensado que la empatía es una de las mejores cualidades que podemos desarrollar para que el mundo sea mejor, tanto a nuestro alrededor como a mayor escala. En definitiva, si consiguiera no hacer a los demás lo que no quiero que me hagan a mí, eso, multiplicado por cien, por mil, por un millón, tendría consecuencias positivas a nivel global. Pero es, claro, demasiado fácil.

Esta mañana hablaba con una dependienta ( a la que empiezo a ser asidua por aquello de esas preciosas manualidades que hacemos con abalorios) acerca del comportamiento de algunas personas, clientes en este caso. Empiezan exigiendo y acaban faltando al respeto. Y generalmente por las causas más nimias y estúpidas. Nada que suponga un riesgo para su salud o su vida.

Eso tiene que ver también con una escala de valores. Hay quien otorga demasiada importancia a lo banal y quien exagera con lo pasajero. Que en definitiva es casi todo en la vida, incluso nuestra propia vida. Eso se traduce en ese protagonismo excesivo que se le está dando actualmente y desde hace mucho tiempo, a la frivolidad, los chismorreos, las críticas (nunca autocríticas) lo ajeno, lo fácil, el dinero, , el poder, la moda o más bien la apariencia... Vamos a mi modo de ver en el camino correcto para acabar convirtiendo la vida en la Tierra, nuestra vida y la de los demás, en un infierno sin sentido del que acabamos encima desesperados, angustiados, incomprendidos y sin saber qué queremos o qué demonios hemos venido a hacer aquí. Nos puede el miedo y la inseguridad... o la seguridad de que lo que queremos está siempre en la acera de enfrente.

Pues oiga, disfrute y haga disfrutar, que son dos días. Como decía ese proverbio sufí: "Lo único que de verdad tienes es aquello que no podrías perder en un naufragio". Y eso es lo que nos iguala y acerca a los demás.

Así que propongo un ejercicio diario de empatía. Recapacita y piensa; escucha al otro/a, siente y considera que no es tan diferente a tí, aunque quien tengas delante no te guste demasiado. Simplemente no hagas aquello que no te gustaría que te hicieran.

Lo dicho, si cada vecino hiciese lo mismo.... otro gallo nos cantaría.

Saludos hermano/a.

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