LLegué a Jordania sin esperar nada o esperando poco, y cuando el tiempo allí se acababa, no quería sino volver ya antes de partir.
Encontré un país lleno de tesoros. De norte a sur el recorrido transcurre entre piedras e historia, entre arena y atardeceres dorados, entre sal y agua, entre ciudades perdidas y té beduinos... La acogida de su gente, su gentil "welcome". Sus sabores y colores, una amplia gama de tostados y ocres y ámbar. Y el corazón beduino presente en la cultura jordana.
Nos llevamos siempre algo de aquellos sitios a los que vamos, algo se nos pega en la piel, algo dejamos también.

(Siento que las imágenes queden tan mal montadas...)
Hoy tengo más que un dilema... no sé si quedarme con lo bello descrito, con las imágenes cautivantes o con la coca-cola que está en todo lugar ;)
ResponderEliminarHey INZ, qué belleza
abrazos
Estupendas fotos y muchas ganas de hacer el viaje para experimentar lo que cuentas, la afabilidad y encanto de la gente.
ResponderEliminarGracias Heidi. Tengo mil datos del país así que cuando los vientos te lleven en aquella dirección, te cuento. ;-)
ResponderEliminarGracias Amaltea. La cultura árabe siempre me ha fascinado, el calor que te ofrecen...