No tengo hijos. Pero tengo sobrinos. Siempre lo digo. Y soy una pegajosa con ellos; cada vez que les veo les cojo, les como a besos, les apachurro, hasta que se cansan. Por cierto, qué poca paciencia tienen los niños, caray.
Hoy por la mañana me he llevado una sorpresa al encontrar sobre mi teclado de la oficina, un regalito de una de mis sobrinas... y así de bien he empezado el día.
Esa es la noticia más importante de hoy.
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