jueves, 15 de julio de 2010

lo que somos y lo que no

Estaba echando un vistazo esta mañana a una de las novelas de El Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrel, más concretamente a la primera de las cuatro que la componen, "Justine". Leía algunos pasajes, y como siempre he hecho con éste y otros autores, no podía evitar soltar una sonrisa de complicidad al repasar algunos de los párrafos, geniales, que nos regaló Durrell.

Y hay una parte que dice así:

Lo que sabemos de una persona se reduce a un aspecto de su carácter. Ofrecemos a cada uno una cara distinta del prisma. Repetidas veces me han asombrado ciertas observaciones que me confirman en esta idea. Por ejemplo, cuando Justine dijo de Pombal que era “uno de los grandes primates del sexo”. Mi amigo nunca me había dado una impresión de capacidad; lo encontraba indulgente hacia sí mismo a un punto casi ridículo. Me parecía divertido y digno de afecto, y su ridiculez esencial me enternecía. Pero Justine debió ver en él al gran felino de andar silencioso que era (para ella)”

El eterno dilema de lo que somos y lo que los demás piensan que somos... Esa lucha inútil por hacer ver al otro lo que en realidad eres, o crees que eres... ¿nos dejan ser?... ¿podemos ser?...

Es más o menos lo que le ocurre a mi vecina. A punto de salir para el trabajo, dejo mi mente unos instantes descansando en la sombra de mi terraza, mientras cerca, esas voces femeninas hablan, sin saber que me cuentan:

- Ay... hablar contigo es igual que hablar con mi madre.
- ??!!...
- Es verdad. Quieres que te cuente qué me pasa, qué pienso, y cuando por fín lo hago, me saltas con las consabidas frases que son de texto de primaria.
- Oye guapa... lo que pasa es que no quiero que hagas ninguna locura.
- ¿Qué locura?. Ya estamos con lo de siempre, ¿es una locura sentir, dejarse llevar, soñar, atreverse a conseguir lo que una quiere?.
- Depende cómo se haga.. .además, ya no tienes edad y tienes una vida muy tranquila, no te la compliques.
- ¿lo ves?... es imposible. Quieres que te cuente qué me pasa y en vez de escucharme, de intentar comprenderme, me hablas de locuras, y de una vida tranquila... en definitiva, que sea como todo el mundo, "sigue al rebaño" que es lo adecuado. Bah!
- Es que nunca vas a cambiar, siempre soñando. ¿Crees que cualquier otra vida va a ser mejor que ésta que tienes?
- No me quejo de mi vida, al contrario!, pero qué pasa si por una razón u otra a lo largo de los años encuentras que la realidad ya no es la que era, que has cambiado, o que lo que te rodea ha cambiado.
- Nadie cambia. En el fondo todo sigue igual.
- Claro!. Eso sería así si todas las personas nos empeñáramos en no pensar, no sentir, no crecer, incluso no cambiar de opinión. Por dios! somos seres humanos con una vida para vivir!... ¿por qué ese empeño en encerrarse en el caparazón?.
- No entiendo cómo teniendo una vida asentada, una pareja, un trabajo... piensas en cambiar.
- Quizá porque en el fondo, a pesar de que tengo una buena vida, siento que se me está escapando. Los días pasan, mi vida pasa, y sigo sin hacer nada.
- ¿Nada de qué?.
- Nada de vivir.
- Bah... anda, eso son bobadas. Céntrate y cálmate, todo va a ir bien.
- ... Sí. Todo va a ir bien, eso ya lo sé.
- Pues entonces no digas más tonterías.
- Vale, ya me callo.... otra vez no me pidas que te cuente nada, ya ves para qué.
- No te enfades... anda... y aparta la sombrilla un poco que no me da el sol.

Esas cosas tenemos...

3 comentarios:

  1. La gente se oye pero no se escucha. Me gusta Durrel, amigo de Henry Miller.
    Un beso

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  2. Henry Miller.... buf, uno de mis favoritos. Me he leído alguno de sus libros seis siete ocho veces... pero sobre todo su vida, sus amigos, su forma de pensar, su experiencia y su descarnada y directa palabra. Me gusta mucho.

    Gracias y besos

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  3. http://www.rebeccadautremer.com/actus
    un abrazo

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