sábado, 29 de mayo de 2010

De religiones va la historia

Leía el otro día acerca de un dato curioso que a mí al menos, se me había pasado por alto. Y es que, en la Iglesia primitiva, en los comienzos de la era cristiana, no había templos. Las iglesias no existían. Para los antiguos cristianos, cada ser humano era el templo particular en el que se adoraba a Dios. A lo sumo, los creyentes se reunían en casas y no necesitaban de lugares supuestamente sagrados donde venerar a su dios. Pero esto cambió a partir del siglo IV, con el Concilio de (y cito) Laodicea del 360 al 370. Se prohibieron las reuniones domésticas y se comenzaron a levantar lugares de culto.

Otro dato curioso es que Jesús durante su vida, no mandó construir ningún templo. Aunque parezca algo tan evidente, francamente no me había parado a pensar en ello. Porque es cierto que Jesús fue un profeta nómada, itinerante, y propagaba su palabra en cualquier sitio donde quisieran escucharle. Porque sabía que sus palabras y su doctrina sólo perdurarían en la mente y el corazón de las personas, y era allí donde él quería llegar.

Pero el corazón de las personas es sensible también a otras doctrinas, como son el poder y el dinero. Y la Iglesia, que no está formada sino por personas, comezó a saborear las "mieles" del éxito de su empresa, por lo que dio comienzo a la construcción de iglesias, basílicas y demás lugares sagrados con la intención de guardar en ellos a su dios y a Jesús, y mantener de ese modo al rebaño bien controlado. Hasta tal punto fue así que si nos paramos a pensar hoy en día, seguimos creyendo que la Iglesia es un lugar sagrado que no se puede profanar, porque en ella vive Dios... ¿Vive dios realmente en cada una de las iglesias que visitamos?. ¿no notas ese miedo a pensar lo contrario, a creer que haces algo malo contradiciendo lo establecido?... sólo prueba y verás.

Total, que así, quedaba por encontrar la manera de que el éxito no menguara, por lo que fue Constantino, al parecer, quien dio a dichos templos e iglesias la concesión de recibir herencias y legados. Todos sabemos lo que eso ha significado con el tiempo: el enriquecimiento de la Iglesia y sus acólitos.

No es que tenga yo nada que reprochar, allá cada cual con sus debilidades, pero sí que desde mi postura cristiana y católica por nacimiento y tradición, echo en falta hoy en día, aquel fervor y aquella fe que dio tanta fuerza al cristianismo incipiente, cuando en lo que se creía era en Dios y en el poder del ser humano, no sólo en los favores recibidos... Aquello debía darles mucha fuerza y confianza. Algo que a mi modo de ver, estamos a todas luces perdiendo.

Cuento todo esto, porque no puedo evitar comparar el cristianismo, donde todo es oscuridad, misterio, mentira, pecado, perdón... con el budismo. El budismo comenzó antes que el cristianismo, es más antiguo y en cambio guarda menos secretos y misterios. Sabemos quién fue Siddartha, qué hizo antes durate y después. Cómo y cuándo murió y cómo se ha propagado su enseñanza, sin variar apenas, hasta nuestros días. Pero, entre otras muchas diferencias... ¿qué sabemos de Jesús?... ¿qué nos han contado? ¿qué y cuánto han cambiado?... repito, ¿qué sabemos de Jesús?. ¡Si hasta la risa le han quitado!. ¿Es posible que un hombre inteligente, joven, sabio... no hiciera bromas y se carcajeara nunca?. No lo creo, pero parece que quienes han tenido en su mano contar la Historia como les apetecía, les pareció conveniente mostrarnos un ser humano grave y preocupado.

En fin... no me extiendo más porque sinceramente, no estoy sino exponiendo algunas de las ideas y dudas que me surgen a borbotones, no soy entendida en este tema. Es sólo que a veces me hago preguntas...

Eso por hoy... Buen fin de semana.

domingo, 23 de mayo de 2010

... Y los bloggeros moriremos en la hoguera

Eso es lo que piensa un viejo amigo.

Por él, por la época en la que nos conocimos, por los recuerdos, por la edad que ya no tendremos, por los amigos que compartimos, por las fiestas que pasamos, por su risa, por su vida ahora y por la mía y todo lo que de un modo u otro aún queremos vivir.

Me he encontrado a Iñigo con su mujer y su hijo, mientras contemplaba el atardecer de este día tan caluroso. Ha sido un encuentro agradable; retazos de su vida ahora en Senegal donde está destinado por cuestiones de trabajo, unas palabras de los amigos, cómo está la vida, qué hacemos y qué no hacemos...

Esta es una de las fotos que he sacado y se la dedico a él.

jueves, 20 de mayo de 2010

Huele a café

El olor a café
Nuestras palabras
Su sonrisa
El silencio de sus fotos
La paz de su mente
El suspiro de la espera
Ese pájaro que viene a saludarnos todos los días
La posibilidad de que sea posible
Y el encuentro con la respuesta… aunque sea un solo segundo.
Quiero saberlo todo. Pero soy demasiado miedosa,
¿cómo podría entonces?

martes, 18 de mayo de 2010

Julio Cortázar

El gran Julio Cortázar.

Siempre me ha gustado Julio Cortázar y la verdad es que no he leido mucho de él. Conozco algún cuento y algunas palabras y también alguna parte de su vida. Una de esas vidas que apetece guardarse en el bolsillo para, cuando hay necesidad de ciertas sensaciones, sacarla un poquito y cuidar que el viento no se la lleve.

Pues hoy he descubierto un relato corto suyo, una joyita que me ha hecho sonreir. Se titula "Instrucciones para subir una escalera". Sólo el título ya invita...

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

lunes, 10 de mayo de 2010

con la ventana entreabierta

Íba a escribir un párrafo de Allan Poe, sobre uno de los cuentos que estoy leyendo ahora, esos cuentos terroríficos que tan magistralmente sabía desgranar (es el maestro del cuento de terror) y llevarnos poco a poco hacia la cúspide de un final dramático y misterioso.

Pero, mira por dónde, no puedo evitar dejarme llevar por las palabras que se oyen desde mi terraza... es ella de nuevo, que cuenta:

- ... Y ahora recuerdo que una vez escribí a una editorial para que publicaran mi cuento.
- ¿en serio? y ¿qué te dijeron? ¿lo publicaron?.
- No, por supuesto. Era malísimo.
- Venga, no sería tan malo.
- Sí, en serio que lo era... "Los árboles negros" se titulaba. ¡Hasta lo registré en el Registro general de Autores!... jajaja... dios, qué cosas he hecho.
- ¿Y de qué trataba?
- Pues...si te digo la verdad, no lo recuerdo muy bien. Algo que ver con una mujer que buscaba un camino y sentía la influencia de su abuela, que fue una especie de bruja. Va de aquí para allá, conoce gente que le va enseñando hasta que OH SUERTE encuentra al hombre de su vida que busca lo mismo que ella. Imagínate!
- Una historia romántica, no te va nada. ¿Y el título? ¿a qué veniía?... nunca he visto árboles negros.
- Sí, ¡Los hay! en serio. Árboles altos y fuertes de tronco oscuro como el carbón. Preciosos árboles, o quizá me lo parecieron a mi entonces porque estaba locamente enamorada. Los ví en Argentina, hace muchos años. Visitábamos un valle cerca de la Cordillera Blanca de los Andes. Tengo, en alguna parte, unas fotos preciosas de aquel día y aquel paseo. Allí se me ocurrió el cuento.
- ¿aún lo tienes?.
- Sí... lo volví a ver un día revolviendo entre papeles y cuadernos antiguos. Da risa leerlo. Y ¿sabes que me dijeron desde la Editorial?
- Cuenta
- Pues una mujer, muy amable y educada, me mandó a freir espárragos de la manera más sutil. Venía a decir algo como "y usted de un plumazo consigue hacer desaparecer el transcurso natural de los días y hacer que la protagonista goce de una sabiduría que sólo la da el tiempo". Y luego se despedía diciéndome que fuera poco a poco y que quizá en el transcurso de nuestra vida, volviéramos a encontrarnos.
- Bueno, no le faltaba razón, no?.
- Tenía toda la razón... sólo el tiempo te da lo que necesitas. Pero ya sabes cómo somos cuando somos jóvenes, lo queremos todo para ya.
- Por eso se vive con mayor intensidad esa época.
- Sí.. .es verdad. Aquella época fue muy intensa, como pocas.
- Hmm.. pues cuéntame, tengo toda la tarde para tí. Voy a poner café, ¿te apetece?
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viernes, 7 de mayo de 2010

Hoy encuentro esto

Vuelvo a visitar mis apuntes, esos que guardan pequeños tesoros que el tiempo parece hacer aún más grandes. Tengo unos minutos antes de marchar. Y encuentro esto:

"En esa luz y ese silencio, años de furor y de noche se deshacían lentamente. Escuchaba dentro de mi un sonido casi olvidado, como si mi corazón, parado desde hacía mucho tiempo, se pusiera de nuevo a latir suavemente. Y ahora, despierto, reconocía uno a uno los imperceptibles ruidos de los que estaba hecho el silencio: el bajo continuo de los pájaros, los suspiros ligeros y breves del mar al pie del monte, la vibración de los árboles, el canto ciego de las columnas, el roce de los ajenjos, las lagartijas furtivas. Eso oía, y escuchaba así mismo las oleadas de felicidad que subían dentro de mí."
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martes, 4 de mayo de 2010

Mis experimentos

Siempre he pensado que la cocina y elaborar ricos platos, es un poco como una alquimia.

Ya sabes que me encanta cocinar, y no lo hago mal, para qué decir lo contrario, claro que en el campo de la repostería... algo falla... no acabo de cogerle el truco.

A saber dónde está el secreto.

Como muestra un botón. Ayer por la noche me apetecía mucho hacer unas magdalenas hmmm con un poco de canela y trocitos de manzana. Total... que todo iba bien hasta que empezó a ir mal... y éste fue el resultado. Parece que les han salido patas!

Eso sí... ricas están riquísimas!