Según las antiguas tradiciones paganas, ese era el motivo principal de la celebración de la noche de San Juan. Rendir culto al sol y darle fuerza para que iluminara más tras el solsticio de verano en el que los días comenzaban su declive hacia el otoño. Luego se convirtió en una fiesta cristiana, en honor a San Juan Bautista.
Ayer me reuní con un grupo de amigos y amigas para disfrutar de esa noche. Llevé también a mis sobrinos y como siempre, gracias a los niños, consigues adquirir una nueva visión de las cosas... o si no nueva, al menos recuperada, ya que fui niña y en algún momento debí sentir la emoción y el asombro que supone a ojos de un niño, la visión de una gran hoguera que crece hacia el cielo y cambia a cada momento. Resultaba difícil apartarlos del recinto; no importaban las razones que se esgrimieran: “hace mucho calor” “cae mucho hollín” “vamos a oler a carboneros”... ellos seguían apuntando con su dedo hacia la llama, para volver, para admirarla.
Alguien comentó: “ hace años nos peleábamos con el barrio de abajo para ver quién hacia una fogata más grande; y nosotros les robábamos a ellos y ellos a nosotros”... Había olvidado aquello, es cierto. Y recorríamos los portales y llamábamos a los vecinos para conseguir trastos que echar a la pira, y alguien incluso nos daba algún dinero y con él la noche de San Juan hacíamos chocolate con churros y aquello era una fiesta.
Ahora nos hemos modernizado. El barrio se ha convertido en muchos barrios, y no sólo hay chocolate, sino pintxos de talo con chorizo y una carpa con un grupo de música.
La tarde fue estupenda y a la vuelta, por el largo camino a casa, en el aire flotaba el olor a quemado; el humo de numerosas hogueras impregnaba el cielo aquí y allí y la noche fue llegando por fin, cargada de hollín y quién sabe si de algunos conjuros mágicos.
Y sí, llegamos oliendo a carbonero.
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tienes razónn, hay cosas que mirarlas con los ojos de otros, más jóvenes o de lugares diferentes, hacen que se renueve lo que tenemos en el frente.
ResponderEliminartienes razón, hay que quemar para renovar, aunque como todo tiene un aunque... besos
Aquí no se conmemora mucho pero en el barrio de mi niñez síq ue se hacía. Recuerdo de poner las papas en el fuego, qué sabrosas! Hermosos recuerdos me has traído!
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