martes, 29 de mayo de 2012
Cofraternizar en vez de Colonizar
Anda circulando estos días una noticia acerca de la visita a Euskadi de un jefe indio norteamericano, más concretamente el llamado Jefe Hereditario Mi´kmaq Stephen J. Augustine. Ha venido en esta su segunda visita, a hablar en el Congreso Atlantiar de Donostia, para contarnos la relación del pueblo Mi´Kmaq con el pueblo vasco, que se remonta, según algunos estudios, al sigo XIII.
Es bien sabido que los vascos nunca han sido colonizadores, tampoco guerreros, más allá de sus propias batallas internas. Ni siquiera lucharon cuando los romanos se hicieron con la península ibérica; hasta las altas tierras del norte llegaron los romanos y consiguieron desarrollar una más o menos cordial relación comercial con los vascos, dejando en sus manos incluso la vigilancia de sus territorios... pero eso es harina de otro costal, como se dice y da para mucho; no es el tema ahora.
El hombre vasco ( y la mujer por añadidura ) siempre se han relacionado con el mar y la montaña. De ahí han salido su caracter y su cultura. Y es precisamente su condición de navegantes, lo que llevó a los hombres vascos hace ya varios siglos, a atravesar el mar en busca de alimento, especialmente persiguiendo a las ballenas en sus rutas migratorias por el Atlántico norte. Terranova fue uno de sus destinos al otro lado del mundo. Allí y en puntos cercanos de la costa, se han ido encontrando yacimientos arqueológicos que dan muestra del paso de los vascos por aquellas tierras: restos de embarcaciones, restos de hogares etc. La comunidad vasca tenía que quedarse en tierra firme cuando el invierno les impedía volver a casa.
Al parecer, fue el explorador italiano Giovanni Cabotto quien al alcanzar la costa de Canadá en el año 1497, descubrió en el pueblo que le recibía,el Mi´Kmaq, denominaciones lingüisticas similares a las utilizadas por los vascos, como por ejemplo el bacalao al que llamaban bakalua o bakailua. Los indios utilizaban también la palabra atorra (camisa, regalo seguramente habitual en aquel clima ) que ellos pronunciaban atelai ya que pronunciar la "r" les resultaba difícil. El símbolo del Lauburu, típico en la cultura vasca, aparece asímismo tallado en nuemerosas piezas de la región. Ejemplos como estos son algunos de los que se verán en el mencionado Congreso de Donosti.
Pero hay una pequeña historia que es la que ha sugerido el titular de esta entrada, y es la siguiente:
No se puede precisar cuál fue el encuentro original con los nativos, pero en el relato oral mi´kmaq, han sobrevivido detalles de los primeros acercamientos: "La reunión se selló, cómo no, con una gran comida. El día anterior al banquete, los vascos regalaron a los indios un sombrero, y estos les entregaron una chaqueta típica. Antes de comenzar el banquete, el capitán vasco enseñó a los mi´kmaq cómo sentarse en las sillas y cómo utilizar los cubiertos - cuenta Augustine - El capitán empezó a rezar, y al observar que uno de los jefes aún llevaba puesto el sombrero, se lo quitó y lo colocó sobre una silla. Los Mi´kmaq esntendieron que debían desprenderse de los otros regalos y se desprendieron de toda la ropa que llevaban, ante la mirada primero perpleja y después divertida de los navegantes vascos. Todos acabaron riéndose."
Hoy día, a a consecuencia de la colonización posterior llevada a cabo por diferentes países en América, el pueblo Mi´kmaq sufre, al igual que otros pueblos nativos, la discriminación, la pobreza, el paro, el hambre incluso. El Jefe Hereditario Augustine ha venido a hablar de su cultura y su relación con los vascos, pero también de la situación de su pueblo. Él es representante ante las Naciones Unidas y uno de los delegados de Canadá para la Comisión de los Derechos Humanos. En sus palabras, en su trabajo y en sus enseñanzas, seguimos viendo el reflejo de una cultura respetuosa con el medioambiente, con la tierra y con el prójimo. Una cultura que no coloniza, sino que confraterniza. Una cultura que hay que volver a escuchar y respetar.
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