Leía el otro día acerca de un dato curioso que a mí al menos, se me había pasado por alto. Y es que, en la Iglesia primitiva, en los comienzos de la era cristiana, no había templos. Las iglesias no existían. Para los antiguos cristianos, cada ser humano era el templo particular en el que se adoraba a Dios. A lo sumo, los creyentes se reunían en casas y no necesitaban de lugares supuestamente sagrados donde venerar a su dios. Pero esto cambió a partir del siglo IV, con el Concilio de (y cito) Laodicea del 360 al 370. Se prohibieron las reuniones domésticas y se comenzaron a levantar lugares de culto.
Otro dato curioso es que Jesús durante su vida, no mandó construir ningún templo. Aunque parezca algo tan evidente, francamente no me había parado a pensar en ello. Porque es cierto que Jesús fue un profeta nómada, itinerante, y propagaba su palabra en cualquier sitio donde quisieran escucharle. Porque sabía que sus palabras y su doctrina sólo perdurarían en la mente y el corazón de las personas, y era allí donde él quería llegar.
Pero el corazón de las personas es sensible también a otras doctrinas, como son el poder y el dinero. Y la Iglesia, que no está formada sino por personas, comezó a saborear las "mieles" del éxito de su empresa, por lo que dio comienzo a la construcción de iglesias, basílicas y demás lugares sagrados con la intención de guardar en ellos a su dios y a Jesús, y mantener de ese modo al rebaño bien controlado. Hasta tal punto fue así que si nos paramos a pensar hoy en día, seguimos creyendo que la Iglesia es un lugar sagrado que no se puede profanar, porque en ella vive Dios... ¿Vive dios realmente en cada una de las iglesias que visitamos?. ¿no notas ese miedo a pensar lo contrario, a creer que haces algo malo contradiciendo lo establecido?... sólo prueba y verás.
Total, que así, quedaba por encontrar la manera de que el éxito no menguara, por lo que fue Constantino, al parecer, quien dio a dichos templos e iglesias la concesión de recibir herencias y legados. Todos sabemos lo que eso ha significado con el tiempo: el enriquecimiento de la Iglesia y sus acólitos.
No es que tenga yo nada que reprochar, allá cada cual con sus debilidades, pero sí que desde mi postura cristiana y católica por nacimiento y tradición, echo en falta hoy en día, aquel fervor y aquella fe que dio tanta fuerza al cristianismo incipiente, cuando en lo que se creía era en Dios y en el poder del ser humano, no sólo en los favores recibidos... Aquello debía darles mucha fuerza y confianza. Algo que a mi modo de ver, estamos a todas luces perdiendo.
Cuento todo esto, porque no puedo evitar comparar el cristianismo, donde todo es oscuridad, misterio, mentira, pecado, perdón... con el budismo. El budismo comenzó antes que el cristianismo, es más antiguo y en cambio guarda menos secretos y misterios. Sabemos quién fue Siddartha, qué hizo antes durate y después. Cómo y cuándo murió y cómo se ha propagado su enseñanza, sin variar apenas, hasta nuestros días. Pero, entre otras muchas diferencias... ¿qué sabemos de Jesús?... ¿qué nos han contado? ¿qué y cuánto han cambiado?... repito, ¿qué sabemos de Jesús?. ¡Si hasta la risa le han quitado!. ¿Es posible que un hombre inteligente, joven, sabio... no hiciera bromas y se carcajeara nunca?. No lo creo, pero parece que quienes han tenido en su mano contar la Historia como les apetecía, les pareció conveniente mostrarnos un ser humano grave y preocupado.
En fin... no me extiendo más porque sinceramente, no estoy sino exponiendo algunas de las ideas y dudas que me surgen a borbotones, no soy entendida en este tema. Es sólo que a veces me hago preguntas...
Eso por hoy... Buen fin de semana.
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Completamente de acuerdo con lo que decís!
ResponderEliminarEl cristianismo tiene el problema de las empresas fundadas por un visionario. Cuando se muere el fundador, la continúan sus gerentes o parientes y terminan en cualquier lugar, alejados del espíritu inicial.
Un saludo!
Me gustó tu post señorita, está interesante la reflexión que haces.
ResponderEliminarun abracín.
h
Uy.... esto me sobrepasa.... ni se imaginan ustedes la emociónnnnn que he sentido cuando he visto, al abrir el blog, no sé cuántos comentarios e incluso seguidores!!!! Vamos, vamos, que alguien se ha equivocado y me ha metido a mi los fans de otro/a.
ResponderEliminarPero empiezo a leer y veo que uno de ellos es mi querida amiga Heidi que me sigue fiel y con paciencia. Gracias hermosa.
Y otro es Marcelo. ¡Marcelo!. Caray qué sorpresa!. Y qué honor si me permite. Pues nada, nada, bienvenido sea y gracias por sus palabras que suenan como diamantes tintineando en mis oidos. El día de hoy se marcará como fiesta en los calendarios futuros... ¡¡ me leen, me escuchan, me miran, me ven... luego existo!! ;-)
Besos a los dos.
Iraide
Iraide
ResponderEliminarhay un viejo código no escrito del mundo blog que dice: "léeme para que te lea" el cual aborrezco y que se traduce en comentarios obligatorios. Código que no sigo, por supuesto, y así a veces me genera contratiempos. Este blog me gusta mucho y por eso vendré a menudo, sin que eso te obligue a visitar el mío. El único inconveniente que veo insalvable es que sigas habándome de usted...
Un saludo!
No es justo... snif... hace tiempo que te tengo en mi lista de blogs... snif...
ResponderEliminar;-)