De alguna manera, he vuelto a descubrir a este artista, cuya obra miro ahora con otros ojos.
A pesar de sus pequeñas trampas, la Wikipedia siempre es un recurso rápido y aceptable, y en ella encontramos: Maurits Cornelis Escher o M.C Escher o Escher el holandés, nació el 17 de junio de 1898 en Leeuwarden (Países Bajos), siendo el hijo más joven de un ingeniero hidráulico. Su profesor F.W. van der Haagen le enseñó la técnica de los grabados en linóleo y fue una gran influencia para el joven Escher.
No fue precisamente un estudiante brillante, y sólo llegó a destacar en las clases de dibujo. En 1919 y bajo presión paterna empieza los estudios de arquitectura en la Escuela de Arquitectura y Artes Decorativas de Haarlem, estudios que abandonó poco después para pasar como discípulo de un profesor de artes gráficas, Jessurum de Mesquitas. Adquirió unos buenos conocimientos básicos de dibujo, y destacó sobremanera en la técnica de grabado en madera, la cual llegó a dominar con gran maestría.
Entre 1922 y 1935 se traslada a Italia donde realiza diversos bocetos y grabados principalmente de temas paisajísticos. Abandona Italia debido al clima político de aquellas fechas, trasladándose a Suiza, y pasó algunos años allí, cuyo clima le resultó muy desagradable y poco inspirador. Añora el sur de Italia y lo frecuenta repetidas veces. También viaja a España, y en particular a Granada. Visita dos veces la Alhambra, la segunda vez de forma más detenida, copiando numerosos motivos ornamentales. Lo que aprendió allí tendría fuertes influencias en muchos de sus trabajos, especialmente en los relacionados con la partición regular del plano y el uso de patrones que rellenan el espacio sin dejar ningún hueco.
Las obras más conocidas de Escher son probablemente las figuras imposibles, seguidas de los ciclos, metamorfosis y, directa o indirectamente, sus diversos trabajos sobre la estructura de la superficie y algo que se llama, la partición regular del plano que en su obra se traduce en esos fantásticos dibujos repetidos que acaban hechizando por su sencilla complejidad, o su compleja sencillez... Sus trabajos parecen más estudios matemáticos, y he de reconocer que una vez te zambulles en su obra, resulta difícil sustraerse. Sus extraños mundos inquietan y asombran, y es inevitable ver en ellos una búsqueda de sentido, no una búsqueda al azar, sino bien meditada y entendida. Dónde nos lleva o dónde quiere llevarnos, deberá averiguarlo cada uno/a.
A quien le pueda interesar, hay algunas páginas interesantes:
Escher y el efecto Droste
http://www.mcescher.com/
Y ahora algunas imágenes para que disfrutes.
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a mi solía gustar mucho...digo solìa pues ya no visito este tipo de arte.
ResponderEliminarbesos
hj
Lo primero que ví de Escher fueron esas manos autodibujándose...y quedé hechizado, un verdadero Mago que trascendió la 3º dimensión!!
ResponderEliminarUn beso